Han iniciado el acto Miren Pilare Cajaraville, profesora del Departamento de Zoología y Biología Celular, y el decano de la Facultad de Ciencia y Tecnología, Fernando Plazaola, quienes a su vez le han dedicado unas emotivas palabras. "Nos dejó hacer, nos acompañó y se enorgulleció de nuestros logros”, ha señalado Miren Cajaraville. “Orgullosos de haberle conocido y de haberle querido, las semillas que plantó han dado sus frutos”, ha añadido emocionada sobre su director de tesis. El decano, a su vez, ha agradecido todas sus aportaciones a la Facultad y ha recordado sus palabras sobre una cuestión que abanderaba: “la divulgación científica ha de ser crítica”.

Por su parte, Ionan Marigomez, profesor del Departamento de Zoología y Biología Celular Animal, ha detallado de forma rigurosa, pero sobre todo amable, su larga trayectoria académica por más de dos décadas. Con la frase tantas veces repetida por Eduardo: “Estamos obligados a entendernos por mucho tiempo”, ha recordado con cariño al “gran divulgador, gran profesor y gran compañero”.

Una placa en su nombre en un laboratorio de la Facultad recordará para siempre a Eduardo Angulo

Una posterior ronda de testimonios, ofrecidos por once de los colegas, amigos y amigas que mejor le conocían, ha comenzado con Jesús Moya y ha finalizado con agradecidas palabras de Manu Soto. Carmen Risueño, Kepa Altonaga, Juan Carlos Iturrondobeitia o Almudena Cacho han sido, entre otros, algunos de los participantes.

Manu Soto ha recordado con cariño lo que más le gustaba: su querido Athletic. “En una época en la que no existían los whatsapp, ni las redes sociales, mientras preparaba mi tesis en Gales, todos los lunes me mandaba por fax una crónica del último partido del Athletic”. “Era conmovedor”, ha añadido.

Bilbotarra hasta la médula, cuenta Manu Soto como le gustaba consultar el Lexicon bilbaino, donde encontraba curiosidades que luego le gustaba comentar y de donde sacó una de sus palabra preferidas: “txirene”, que definía por completo a una persona como Eduardo Angulo. "Txirene”: dícese de una persona ocurrente, chistosa, bromista y excéntrica. "Como la mayoría de los bilbaínos se sentía orgulloso de ser de Bilbao, de su gente, de sus rincones, de sus costumbres", ha señalado. Sin embargo, tal y como Kepa Altonaga, compañero de profesión, concluye nostalgicamente tras su intervención “con pena, todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia”.

El emotivo acto ha finalizado con la colocación de una placa en su nombre, en un laboratorio del centro, entre compañeros y compañeras, discípulos y amistades, la cual recordará a Eduardo Angulo para siempre.